martes, enero 08, 2013

La verdadera historia

La verdadera historia de El Principito
El principito: la verdadera historia

En primer lugar apareció la fuerte y luminosa figura de Consuelo, la esposa olvidada por el mito. La esposa parlanchina y coqueta, la rosa de El Principito, la esposa que al mismo tiempo fue tan malquerida y tan querida, el pequeño volcán de El Salvador, como se la llamaba entonces en París, el pájaro de las islas y su perpetuo trino que superaba a las amantes de Antoine y que, finalmente, resultó ser la más fiel de todas, la que mejor comprendió a su imposible marido. Una figura radiante que aparece en los archivos como un vínculo obsesivo. Impregnada de la modernidad más absoluta queda liberada al fin, de una manera abierta y amplia, casi ilimitada, la figura de Antoine, escapado de su noche mítica, con un rostro terriblemente humano, desesperado y esperanzado a la vez, bárbaro, como
afirmaba de sí mismo, y defensor de la civilización de sus padres hasta el martirio.

Un día visité a Marguerite Duras. Fue en 1995, poco antes de que muriera. Llevaba conmigo Vuelo nocturno y lo dejé junto a ella. Lo vio y, de manera rotunda, dijo, melancólica y pensativa a la vez: «Saint-Exupéry... Vuelo nocturno... No es del todo exacto, si no recuerdo mal, habría que decir más bien, porque sería más acertado, Vuelo en mi noche...». Siempre ocurría lo mismo con Duras: chispas que saltan como verdades.

Fue así, mediante las intuiciones y la correspondencia, mediante las lecturas y las relecturas de la obra publicada, y contemplando los archivos inéditos de la herencia de Consuelo, como se me apareció una imagen diferente de Saint-Exupéry, casi me atrevería a decir su auténtica imagen.

A partir de este trabajo y del continuo contacto con esta pareja de leyenda, he considerado que El Principito no era sólo un cuento o una fábula sino una autoficción perfecta en la que aparecen entrelazados todos los motivos que han tejido la esencia de Saint-Exupéry.

Para comprender mejor esta obra maestra y a quien la escribió, era necesario contar esta aventura que, en gran parte, procede de los archivos inéditos de Consuelo en los que aún brillan como joyas las primeras acuarelas de El PrincipitoPara poder apreciar en su justa medida lo que hay que sufrir para hacer que aparezca una estrella, ha sido necesario realizar este trabajo partiendo del centro mismo de su origen.


*******

1 comentario:

  1. Anónimo1:32 p. m.

    Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad (Antoine de Saint-Exupéry)

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.