Bailo porque mi cuerpo me lo pide
y mi alma lo necesita.
Porque bailando toco el cielo
y me arrastro sobre el suelo al mismo tiempo.
Bailamos, sacudimos y nos movemos,
porque quedarse quieto es aburrido y fácil.
Transpiro y agoto el pulso
y ¡me encanta!
Bailando estamos aquí y allá...
estamos en todos lados.
Consumimos rápido el oxígeno de cualquier lugar,
empañamos espejos y provocamos un incendio humano.
Bailo porque arranco las penas del pecho
y hago saltar las lágrimas y llevarlas bien lejos.
Bailo con energía, y cuando se acaba,
la invento o la robo de algún lado.
No se trata sólo de técnica, físico o estética:
lo que importa es la actitud.
Bailamos e imaginamos,
nos equivocamos y lo arreglamos.
Alteramos la gravedad,
golpeamos y agitamos la sangre en las venas.
Bailo porque fuera el mundo se destruye,
se etiqueta, se vende, se compra, se consume...
Bailo y mi estilo no está en venta.
Porque soy dueño de mi cuerpo,
bailo porque lo llevo dentro...
No bailo solo porque me guste,
si no porque es mi esencia,
mi corazón y mi alma son baile.
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Si la música es amor,
el baile es amor en acción.