Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar
puede el hombre escapar a la sentencia de su destino.
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Tu baile es escultura en movimiento,
tersa llama de la belleza,
poesía sutil para el destino.
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Tu respiración es viento entre dos cuerpos
primigenio calor en tu corazón,
música esencial para mi latido.
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Tu convulsión es semilla de emoción,
abismal epicentro durante el temblor,
turbación profunda tras la sacudida.
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Tu movimiento es tormenta para un poema,
aguda luz del relámpago,
cauce violento del trueno.
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Tu agitación es dibujo en unas columnas,
verde jungla sobre la tierra,
estrella temprana bajo el cielo.
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