miércoles, febrero 20, 2013

La semilla de unos huesos

Mujeres que corren con lobos de Clarisa Pinkola
La salvaje divinidad nace en la mujer

Una vez decidida la canción, se sitúa frente a la criatura,
levanta los brazos sobre ella y se pone a cantar. 

Entonces los huesos del lobo se van cubriendo de carne
y a la criatura le crece el pelo. 

La Loba canta un poco más y la criatura cobra vida, 
y su fuerte y peluda cola se curva hacia arriba. 

La Loba sigue cantando y la criatura lobuna empieza a respirar. 

Canta con tal intensidad que el suelo del desierto se estremece y,
mientras ella canta, el lobo abre los ojos, 
pega un salto y se escapa corriendo cañón abajo. 

En algún momento de su carrera, debido a la velocidad 
o a su chapoteo en el agua del arroyo que está cruzando 
o a un rayo de luna que le ilumina directamente su costado, 
el lobo se transforma de repente en una mujer 
que corre libremente hacia el horizonte, 
riéndose a carcajadas.



Mujeres que corren con lobos
El aliento vital nace en la oscuridad

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