This child, Miss Honey told herself, seems to be interested in everything. When one is with her it is impossible to be bored. I love it. |
La señorita Honey, con una mano apoyada en la puerta, que aún no había abierto, se volvió a Matilda y dijo:
- Cuando vengo por este sendero recuerdo algo que escribió un poeta llamado Dylan Thomas.
Matilda permaneció callada y la señorita Honey comenzó a recitar el poema con voz sorprendentemente armoniosa:
Vayas donde vayas, amiga mía,
Por el país de las historias que se cuentan a la luz de la lumbre
No tengas miedo de que el lobo disfrazado de piel de cordero
Brincando y balando, torpe y alegremente, querida mía,
Salga de su guarida, entre hojas humedecidas por el rocío
Para comerse tu corazón en la casita rosada del bosque.
Hubo un momento de silencio y Matilda, que nunca había oído recitar poesía romántica en voz alta, se sintió profundamente emocionada.
- Parece música - murmuró.
- Es música - dijo la señorita Honey que, a continuación y como avergonzada de haber revelado ese aspecto íntimo de sí misma, abrió rápidamente la puerta del jardín y entró en el sendero. Matilda se quedó atrás. Le asustaba un poco aquel sitio. Le parecía irreal, aislado y fantástico y, por tanto, muy alejado de este mundo. Era como una ilustración de un cuento de los hermanos Grimm o de Hans Christian Andersen. Recordaba la casa en que vivía el pobre leñador con Hansel y Gretel, donde vivía la abuela de Caperucita Roja y, también, la casa de los siete enanitos, la de los tres osos y la de muchos más. Parecía sacada de un cuento de hadas.
Extracto de Matilda por Roald Dahl y Quentin Blake
Fuente: nourz - Fotolog
Fuente: nourz - Fotolog
El sendero hacia la casita rosada del bosque |
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