martes, marzo 12, 2013

Prueba... y acierto

La vida es un laberinto, es un juego
La vida es laberinto, es juego, es diversión

"Dios bendice tanto nuestros aciertos como nuestros errores"

Alguien puso en mis oídos estas palabras. Como buen informático que soy, fui educado en la poesía de la algorítmica. Uno de los algoritmos que más llamó mi atención fue aquel denominado como ensayo y error.

En pocas palabras, cuando encontramos un camino que no nos permite avanzar, tomamos nota de que ya lo hemos explorado (para no realizar reiteraciones innecesarias) volvemos atrás, y elegimos otro camino. Así repetidamente hasta alcanzar nuestro objetivo.

Por lo visto, debía llevar tal algoritmo profundamente inscrito en mis genes. De alguna forma, sabía que es el único que permite encontrar la salida de un laberinto, quizás del laberinto de la vida, tal vez del laberinto de la eternidad.

Dios nos invita a ensayar, nos instiga a probar. Dios nos induce a jugar dentro del laberinto. Dios sólo se preocupa por nosotros cuando nos mostramos inmóviles, apáticos, indolentes.

El error es un término que quedó bendecido en nuestro diccionario divino: benditos sean nuestros errores y nuestros aciertos, sin distinción. Ambos nos permiten avanzar.

No existe la prueba y el error, sólo existe la prueba... y el acierto

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